Una de las decisiones más grandes que se toman en la vida es la de emprender o seguir siendo empleado. Y la verdad es que ninguna de las dos opciones está mal. El punto es lo que quieres para tu vida, pero lo que REALMENTE quieres. Si estás leyendo esto es porque ya tienes un negocio propio o estás pensando en iniciarlo. ¿Cuáles son algunos de los puntos a tener en cuenta?
Pensemos en esto: cuando se es empleado existen reglas ya definidas; una autoridad que va a vigilar su cumplimiento, un horario de trabajo, un ingreso seguro de dinero, por lo general mensual, las herramientas necesarias y un presupuesto. Es decir todo un sistema ya formado y funcionando que te permite realizar tu trabajo. Cuando emprendes eres tú el que tiene que idear, diseñar y poner en marcha el sistema. El único responsable de hacer y conseguir todo lo anterior. Ya no tienes que rendirle cuentas a nadie. Te las rindes a ti mismo.
Esta realidad tan distinta tiene sus ventajas y desventajas, como todo en la vida. Incluso puede que a algunos de los puntos mencionados anteriormente los veas como beneficios y no como algo negativo. Por ejemplo, en mi caso no tener horarios fijos es algo que fomenta mi creatividad. Poder definir mi propia agenda me encanta. Así mismo, cuando tenía un sueldo fijo “me aburría”. El desafío de no saber cuánto voy a ganar este mes me apasiona.
Claramente podemos decir que una cosa es tener mente de empleado y otra cosa es tener mente de emprendedor. Pero en este punto vuelvo a reiterar que ninguna es superior a la otra, simplemente son maneras distintas de pensar, y manejarse en la vida. Lo que sí puedo decir por experiencia propia es que se sufre cuando se tiene una mentalidad y se trata de encajar en otra. Durante años traté de ser feliz en un trabajo “normal” porque eso es algo “seguro”. Desde mi lugar lo que puedo decir es que cada uno tiene que ver “de qué madera está hecho”, para luego poder desarrollarse profesionalmente alcanzando grados razonables de satisfacción y bienestar.
Por otro lado, también es cierto que no todo es color de rosas. ¿Qué pasa cuando las cosas no salen bien? Supongamos que alguien inicia su negocio y al poco tiempo le roban las herramientas de trabajo. Sufrir algo así en los comienzos puede significar la quiebra del emprendimiento. ¿Qué es lo que permite seguir sin rendirse? El SUEÑO. Eso que quieres cumplir. Eso “que realmente quieres para tu vida”, mencionado en el primer párrafo. En los momentos malos tener claro en la mente nuestro objetivo, el por qué emprendemos, es lo que nos va dar las fuerzas necesarias para no bajar los brazos. En tu caso, ¿por qué elegiste emprender?
